Que la salud de la madre influye en el desarrollo de su hijo es algo
que se sabe desde hace tiempo. Son muchas las recomendaciones que se
hacen a una mujer embarazada; no fumar, llevar una vida sana, no beber
alcohol. Ahora, a tenor de los datos de un estudio realizado en el
Centro Médico Baptista Wake Forest (EE.UU.), habrá que tener especial
cuidado también con la obesidad. Según el trabajo, que se publica en
Pediatrics, la obesidad materna puede contribuir al deterioro cognitivo
en los bebés extremadamente prematuros.
«Este estudio muestra que la obesidad no sólo afecta a la salud de la
madre, sino que también podrían afectar el desarrollo del bebé», explica
Jennifer Helderman, coordinadora del trabajo.
A pesar de que en la última década los avances médicos han mejorado la
tasa de supervivencia de los bebés nacidos con menos de siete meses,
éstos siguen teniendo un alto riesgo de retraso en el desarrollo mental
en comparación con los bebés nacidos a término.
A los 2 años
El estudio ha analizado a 921 niños nacidos antes de las 28 semanas de
gestación durante 2002 y 2004 en 14 centros. Los investigadores
evaluaron la placenta de los bebés para identificar infección u otras
anomalías; entrevistaron a las madres y revisaron sus expedientes
médicos. A los dos años de edad se valoraron las capacidades cognitivas
de los niños mediante una medida de uso común.
Los científicos encontraron que tanto la obesidad materna y la falta de
educación secundaria se asociaba con deterioro de la función cognitiva
temprana. «No estábamos especialmente sorprendidos por los factores
socio-económicos, porque anteriormente ya se ha demostrado en repetidas
ocasiones que las desventajas sociales predicen peores resultados en el
recién nacido», dijo Helderman. Sin embargo, reconoce, el hecho de que
la obesidad sea un factor determinante es de especial interés porque
cada vez es «más frecuente» y es un factor «potencialmente modificable
durante el periodo previo a la concepción y el embarazo».
La obesidad se ha relacionado con la inflamación, un evento que puede
dañar el cerebro en desarrollo, dice Helderman. Lo que no se sabe es si
la inflamación relacionada con la obesidad en la madre se transmite al
feto. «Son pocos los estudios que han abordado los factores prenatales
de riesgo de deterioro cognitivo en los niños nacidos prematuramente».
El objetivo, señalan los investigadores, es utilizar la información de
estudios como el éste para desarrollar tratamientos que eviten el
deterioro cognitivo en bebés extremadamente prematuros.
Fuente: abc.es
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