Hidratación durante el embarazo y la lactancia

Si ha un aspecto de la salud que, de manera general hay que tener en cuenta, es el de asegurar en nuestro día a día una adecuada hidratación de nuestro organismo. Ese aspecto su vuelve más importante durante determinado momentos, hoy veremos la hidratación durante el embarazo y la lactancia.

Es algo conocido que la hidratación es de vital importancia en la vida cotidiana de cualquier persona, pero se vuelve especialmente importante durante el embarazo. Necesitamos conocer cuáles son esas necesidades diarias de líquidos y sales minerales, tanto en la gestación como posteriormente en la lactancia.

El primer aspecto que debemos conocer en este sentido es que durante el embarazo se produce un aumento del volumen general en todo el cuerpo, y en particular en el torrente sanguíneo, que aumenta aproximadamente un 45%, esto es, aproximadamente 1800 ml más, casi dos litros.
Este incremento será imprescindible para el correcto funcionamiento del flujo entre el útero y la placenta. Parte de esta ganancia se debe al incremento de las células de la sangre, pero la mayoría se debe a un aumento del líquido propiamente dicho. De ahí la importancia de la hidratación durante el embarazo y la lactancia.

La retención de agua es también un proceso normal durante el embarazo. Este proceso está determinado por el cambio hormonal, y es característico que se aprecie en los pies y los tobillos, sobre todo cuando llegan las últimas horas del día, y al final de la gestación.

Sin embargo, aun siendo procesos conocidos y normales durante esta etapa, debemos estar alerta a la enfermedad hipertensiva y acudir al médico cuando la hinchazón aparezca en las manos o la cara. Hay otras causas de retención de líquidos que pueden coexistir con el embarazo, sedentarismo, estrés, inflamaciones, etc.

También debemos tener en cuenta con respecto a la hidratación durante el embarazo y la lactancia que el consumo de algunos fármacos, fundamentalmente los corticoides, también pueden dar lugar a que se produzca una retención de líquidos que habrá que observar.

Por el contrario, los factores climáticos asociados a las altas temperaturas pueden influir negativamente en el equilibrio hídrico en este periodo. Durante el embarazo, el cambio hormonal induce un cambio en el umbral de la sed, lo que significa que el organismo tarda más tiempo en reaccionar a la pérdida hídrica.

Todo lo anterior tiene que ver con la etapa de gestación, sin embargo también hay que tener en cuenta las necesidades hídricas durante la lactancia. En este sentido conviene conocer que la leche materna tiene casi un 90% de contenido acuoso.

Este contenido conlleva en que la mujer durante la lactancia tendrá que ingerir una alta cantidad de líquido para asegurar el abastecimiento diario de leche y mantenerse ella misma hidratada. La mujer embarazada tendrá que aumentar la ingesta de líquidos a fin de compensar las necesidades de este período.

En lo que respecta a la hidratación durante el embarazo y la lactancia, se estima que se debe ingerir de 2,5 a 3 litros diarios, esto en medidas prácticas equivale a unos 10 vasos diarios. El agua no tiene calorías, por lo que no interfiere en nuestro cálculo de necesidades calóricas diarias ni en la ganancia de peso.

Por último cabe destacar que la ingesta de agua es clave en estos periodos, pero no es la única fuente de hidratación. Otras bebidas deben aportar los minerales y azúcares de absorción rápida, este es el caso de las bebidas con alto contenido en minerales y bicarbonato sódico.

Via embarazosemanasemana.com