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lunes, mayo 26, 2014
Embarazo y running
Muchas mujeres nos preguntan si pueden seguir corriendo cuando están embarazadas, si hay riesgos para el bebé y qué pueden hacer para no perder el entrenamiento durante esos nueve meses.
Nos gustaría poder liberar de sus dudas a las corredoras embarazadas o que piensen estarlo, para conseguirlo vamos a diferenciar los dos grupos de corredoras, más generales: el primer grupo es la corredora aficionada, mujeres que corren por pasión y porque les ayuda a mantenerse en forma. El segundo grupo es la corredora profesional, que vive del atletismo y depende de su rendimiento y ha de mantener la forma para seguir compitiendo después del embarazo.
A la mayoría de las mujeres embarazadas que quieren seguir corriendo les cuento mi caso, no es que sea una experta en el tema, pero he tenido dos hijos y en los dos embarazos he corrido hasta el día del parto sin problemas. Durante el primer embarazo tenía muchas dudas y me hubiera gustado encontrar a otra mujer que me hubiera contado su experiencia como corredora embarazada para sentirme más tranquila mientras corría.
El primer trimestre
Es el más variado para las embarazadas, para las corredoras es el trimestre más complicado porque apenas se nota y todavía pueden correr pero su conciencia y su cuerpo empiezan a preocuparles en la carrera. Algunas mujeres viven esos tres meses como si nada hubiera cambiado en su vida y dudan de sí realmente están embarazadas, por lo que pueden seguir corriendo sin problemas en el caso de que no sea un embarazo de riesgo. Las profesionales incluso compiten y llegan a ganar carreras sin alteración en su rendimiento. Para las desafortunadas, los tres primeros meses suponen un martirio de nauseas, vómitos y malestar que les impide levantarse de la cama. Correr se convierte en un suplicio y piensan que nada volverá a ser lo mismo. En mi caso, que fui de este grupo de tortura, seguí corriendo porque me hacía sentirme mucho mejor. Durante los primeros diez minutos no podía correr al ritmo normal y tuve que aprender a dosificarme y bajar el ritmo hasta encontrarme cómoda pero la recompensa de pasar una hora sin vomitar me parecía suficiente para mantener la carrera.
El médico y tú: Cuando te quedas embarazada te das cuenta de que en España estamos a años luz del resto del mundo. Si no eres una deportista profesional, tu tocoginecólogo te mira como un bicho raro si le dices que estás corriendo embarazada. Sólo encontré apoyo en mi médico de cabecera que me conocía de toda la vida y sabía que me gustaba hacer deporte y correr especialmente. Cuando le dije que no me dejaban correr, me dijo que una embarazada no era una enferma y que no debía dejar de hacer mi vida normal, siempre con prudencia. Cuando empecé a buscar información científica sobre el tema, me encontré varios estudios que recomendaban hacer ejercicio en el embarazo, siempre que no fueran de riesgo y que en ningún caso prohibían correr por afición.
El segundo trimestre
Es el más cómodo. Todas las molestias desaparecen por arte de magia y empiezas a descubrir que la curva es bella porque supone una nueva vida en tu interior. No sé qué hormona se encargará de hacerlo, pero durante esos meses te sientes renovada y llena de energía por lo que a pesar de que tu peso aumenta por días, correr es un ejercicio muy agradable y divertido porque has aprendido a controlar tus pulsaciones y mantener un ritmo más bajo y fácil de seguir. Si corres en grupo o con tu pareja te sientes mimada y colmada de atenciones, todo el mundo te sigue el ritmo se preocupa por tu respiración, te pregunta cómo vas y tu mente se siente la mujer más completa del mundo. Te dices a ti misma: embarazada y corriendo, nena, tu vales mucho.
Pero cuidado, no te emociones, corre para cuidarte física y mentalmente. Correr te ayuda a controlar el peso y liberas endorfinas que te hacen sentirte feliz. Pero no te aconsejo competir o hacer esfuerzos máximos. Yo deje de correr al quinto mes porque empecé a tener que fajarme para salir y no notaba sujeción. Un día corriendo con un grupo empezamos a oir sonidos de agua, como si llevara una cantimplora en la barriga y decidí que mi cuerpo estaba avisándome de algo. Me imaginé al bebe en plena tormenta en el Atlántico y me dejo de parecer una buena idea lo de correr.
El tercer trimestre
Es el descanso de la corredora. Si te encuentras bien, puedes seguir corriendo hasta el último día, pero recuerda que no tienes ninguna obligación, tan sólo si te apetece. Procura cambiar un poco de deporte y apúntate a la piscina, descubrirás las ventajas de la ingravidez acuática a medida que el peso de la barriga se vaya haciendo insoportable. Si tienes un día malo o no quieres seguir corriendo, prueba a andar durante una hora y media cada día, a ritmo rápido.
También intenta salir a hacer senderismo por caminos y montaña. Aunque andar te parezca una tontería, te vendrá muy bien para evitar perder la forma, mantiene tu forma física y fortalece tus articulaciones que se encuentra obligadas a llevar un peso extra. En mi caso mi pareja me acompañaba y resultaba mucho más agradable compartir el “entrenamiento”, así no le miraba con envidia cuando se ponía las zapatillas para correr cada día, sabía que siempre estaba allí para andar conmigo aunque a ninguno de los dos nos gustara caminar. Si andas a ritmo muy rápido apenas te costará volver a correr después del parto. Piensa que estás entrenando resistencia, si tuvieras que correr con una mochila de entre 10 y 15 kilos de peso, no podrías llevar mucha velocidad y menos si no lo llevas en la espalda sino en el abdomen que descompensa tu ritmo.
Via runners.es
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