Las mujeres en puestos jerárquicos de mando están más predispuestas a la depresión que los hombres

Las mujeres que ejercen puestos de alta dirección, con capacidad para contratar, despedir o decidir sueldos, presentan más síntomas depresivos que los hombres, ya que, en general, son prejuzgadas y deben encarar unos arraigados estereotipos discriminatorios.

La autoridad en el trabajo incrementa los síntomas de depresión entre las mujeres, algo que no sucede entre los hombres, según las conclusiones de un estudio elaborado por la Universidad de Texas, en Austin (EE.UU.).

El trabajo, coordinado por la socióloga Tetyana Pudrovska y Amelia Karraker, profesora del Departamento de Desarrollo Humano y Estudios de la familia de la Universidad Estatal de Iowa, apunta que las mujeres están sometidas a mayores niveles de estrés por el mero hecho de serlo cuando desempeñan puestos de alta responsabilidad en la empresa.

El estudio Género, autoridad y depresión publicado en el último número de la revista científica Journal of Health and Social Behavior, analizó los datos de más de 1.300 hombres y 1.500 mujeres de mediana edad que habían completado la educación secundaria en centros de Wisconsin, y ha sido financiada por los Institutos Nacionales de la Salud en Estados Unidos (NIH) y el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), en sus siglas inglesas. En teoría deberían ser más felices Del análisis de los resultados se extrae que "las mujeres cuyo desempeño implica tareas de autoridad, con capacidad de mando para despedir, contratar y decidir sueldos, presentan significativamente más síntomas de depresión que las que no trabajan en las escalas jerárquicas más altas", apunta Pudrovska. "En cambio, los hombres que están situados en escalafones laborales más altos son menos proclives a la depresión que los que no tienen ese poder".

De acuerdo con el trabajo, las mujeres presentan, de media, más síntomas depresivos que los hombres en puestos laborales sin responsabilidades jerárquicas del puesto, pero sólo de forma marginal; sin embargo, cuando se analizan las diferencias entre sexos en puestos de escalafón más alto, la diferencia es estadísticamente significativa.

"Lo más llamativo es que las mujeres analizadas en el estudio comparten rasgos socioeconómicos que, en teoría, son factores predictivos de buena salud mental: niveles de educación más altos, más ingresos, puestos de trabajo de mayor prestigio social y mayores cotas de satisfacción laboral y autonomía. Sin embargo, estas mujeres presentan más síntomas depresivos que las que ocupan puestos de menor jerarquía en la empresa", explica Pudrovska. Se cuestiona su autoridad Las investigadoras se preguntan, además, porqué las jefas se deprimen más que sus colegas masculinos, y dan una respuesta: tienen que afrontar prejuicios sociales muy arraigados y difíciles de superar.

"Años de investigación en ciencia social concluyen que ejercer puestos de mando entre las mujeres implica más tensiones interpersonales, interacciones sociales negativas, falsos estereotipos, prejuicios, aislamiento social y resistencia por parte de sus subordinados, colegas y superiores" explica Pudrovska.

"Se presupone que una mujer que manda carece de la asertividad y carisma necesarios para ser líder. Sin embargo, cuando demuestra poseer estas cualidades, se le juzga y se le acusa inconscientemente de ser poco femenina". Una situación que, desde el punto de vista de las investigadoras, afecta con frecuencia a su día al día y siembra las semillas de la depresión. Un prejuicio que no afecta a los hombres Pero este prejuicio no afecta a los hombres. No tienen que encarar esta presión añadida en su labor, por lo tanto, lógicamente, no parten de una situación de estrés añadido.

"Los hombres que ejercen puestos de mando se ajustan a las expectativas sociales. El liderazgo masculino está, a priori, más aceptado, normalizado y legitimado", señala Pudrovska. "Esta situación alienta a los hombres a ejercer el poder y por tanto son más efectivos para ejercer como líderes sin lidiar con el estrés y disminuyen los conflictos personales".

A tenor de los resultados de la investigación, las investigadoras emplazan a las autoridades a ejercer políticas contra la discriminación de género. "Combatir la hostilidad y los prejuicios que afectan a las mujeres líderes reduce los costes psicológicos e incrementa su recompensa psicológica en puestos jerárquicos altos", reclaman.


Via expansion.com