Existen infinidad de ideas preconcebidas y tópicos sobre la rotura de aguas, una fase inicial del parto que no tiene reglas fijas y que, si ocurre antes de tiempo, es peligroso. Te contamos todo lo que necesitas saber.
Las famosas aguas que se rompen en una expresión tan antigua como certera, no son tal, sino líquido amniótico, que es el fluido en el que flota el bebé dentro del útero materno y cuyo continente es el saco amniótico.
Esta sustancia cumple un papel fundamental en la gestación, ya que mantiene al feto calentito, le permite moverse, le protege de golpes y sacudidas, ayuda a que se formen sus pulmones e incluso lo alimenta ocasionalmente. La cantidad varía según avanza el embarazo y lo normal al llegar a término es que el bebé esté rodeado de unos 600 ml de líquido amniótico, compuesto al principio por plasma sanguíneo materno y después, en un 90 por ciento, por orina del feto.
Poco antes del parto o durante su primera fase, no hay reglas fijas, la bolsa amniótica se rompe debido a la presión de la cabeza del bebé sobre sus membranas o por las primeras contracciones. El resultado: la expulsión espontánea, involuntaria e indolora por la vagina de una gran cantidad de líquido acuoso, clarito e inodoro, una escena mil veces repetida en cualquier película o serie con una parturienta de por medio y que se asemeja bastante a la realidad, lo que popularmente se conoce como ‘romper aguas’.
Mas inusual, pero posible, es que la bolsa no se rompa, sino que se fisure, en cuyo caso sale poco líquido de forma discontinua, pérdidas que podemos confundir con orina o flujo vaginal. Si no lo tienes claro, lo mejor es que te revisen lo antes posible en el hospital.
Qué debes hacer cuando rompes aguas
Si rompes aguas antes de tener cualquier otro síntoma de parto, lo más importante es conservar la calma, saber que ha llegado ya el esperado momento y, sobre todo, vigilar el color del líquido: si es trasparente o ligeramente amarillento es que todo va bien y lo normal es que las contracciones comiencen en las horas siguientes.
Así que te da tiempo a cambiarte, manteniendo la zona genital lo más limpia posible, y acudir con tranquilidad al hospital, donde esperarán hasta doce horas a que el parto empiece de forma natural. En caso contrario, lo provocarán para prevenir posibles infecciones.
Sin embargo, si el líquido es verde o marrón indica que el feto ha realizado su primera deposición, llamada meconio, y corre el riesgo de inhalarla, lo que pude obstruir parcial o completamente sus vías respiratorias en lo que se conoce como síndrome de aspiración meconial. Debéis en ese caso acudir con urgencia a la clínica para que valoren el estado del bebé. También si el líquido aparece muy manchando con restos de sangre.
Es posible, sin embargo, que rompas aguas durante el trabajo de parto, ya ingresada, lo cual también es totalmente normal y forma parte del proceso.
A veces, sin embargo, la matrona o el ginecólogo rompen la bolsa artificialmente con una lanceta. Se trata de una práctica rutinaria en muchos hospitales, no exenta de controversia, denominada amniotomía: mientras que los que la practican aducen que estimula la liberación de hormonas que aceleran las contracciones y por tanto acorta el parto –especialmente aconsejable para alumbramientos difíciles y largos–, lo cierto es que no existen pruebas científicas sólidas que respalden esta creencia. De hecho, es una medida desaconsejada por la Organización Mundial de la Salud si no existe una clara causa médica que la respalde.
Rotura prematura de aguas y partos velados
Se desconocen las causas exactas, pero aproximadamente entre un 5 y un 10% de las gestantes rompe aguas antes de tiempo, un contratiempo responsable de casi un tercio de los partos prematuros y que es muy peligroso: al abrirse el saco que protege al bebé, las bacterias del tracto genital tienen vía libre, poniendo en grave riesgo al pequeño, pero también a la madre. Esta infección se conoce con el nombre de amnionitis o corioamnionitis y para evitarla o limitar sus daños hay que provocar el parto mediante distintos fármacos si éste no se produce por sí solo entre las 12 y las 24 horas posteriores a la rotura.
El protocolo médico en la rotura prematura de aguas es diferente, sin embargo, si el feto no ha alcanzado las 37 semanas de gestación y por tanto no está maduro, en cuyo caso lo habitual es ingresar a la gestante y suministrarle antibióticos para prevenir o tratar infecciones mientras se intenta madurar al feto con medicación –corticoides que maduren su sistema pulmonar básicamente– para poder provocar el parto lo antes posible. Cuanto más pequeño es el feto, más complicaciones habrá, y le tocará al equipo médico decidir entre los riesgos asociados a la prematuridad o una muy probable infección.
Partos velados
Son excepcionales, de hecho sólo ocurre en uno de cada 80.000 partos, pero puedes dar a luz sin romper aguas. Es lo que se conocer con el nombre de parto velado o parto con velo, en que el bebé nace dentro de su bolsa amniótica intacta, una imagen impresionante que permite comprobar cómo estaba dentro del vientre materno y que no conlleva ningún problema de salud. Es más, la creencia popular depara a estos niños buena fortuna en la vida.
Via webconsultas.com
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