El embarazo y la lactancia son dos etapas en la vida de la mujer donde se producen una serie de cambios fisiológicos que obligan a prestar mayor atención a la dieta.
Durante estas etapas la mujer necesita aporte extra de ciertos nutrientes como: calcio (200-250mg extra diario en embarazo y 700 mg en lactancia), ácido fólico (400mg diarios durante embarazo), hierro (aporte extra de 0.9mg), proteínas (10gr más al día a partir del segundo trimestre de gestación y 15 gr durante lactancia) y energía (250- 300Kcal extras durante segunda mitad del embarazo y 500Kcal extras durante lactancia).
Cubrir estos requerimientos sin aumentar en exceso las calorías de la dieta puede resultar difícil, ya que la necesidad de energía está aumentada entre un 10-20% al día.
En cambio, las de vitaminas y minerales aumentan entre un 20% y un 50%. Este incremento no significa aumentar el tamaño del plato sino seleccionar adecuadamente los alimentos a consumir. Por este motivo, conviene seleccionar alimentos con una alta densidad de nutrientes (alto contenido en vitaminas, minerales y baja en energía). Se tiene que controlar el tipo de alimentación poniendo énfasis en la calidad de las comidas más que en la cantidad.
Se recomienda una alimentación equilibrada, fraccionada a lo largo del día (4-5 tomas), con variedad de alimentos y utilizar técnicas de cocción sanas y ligeras (hervido, vapor, plancha) evitando el exceso de grasas (fritura).
Una dieta saludable se basa fundamentalmente en aumentar el consumo de cereales integrales, frutas, verduras, tubérculos, hortalizas y legumbres, a la vez que se reducen los aceites y grasas sobretodo los de origen animal (embutido, carnes grasas, lácteos enteros).
Via mapfre.es
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