En mujeres gestantes con infección crónica por este virus, la amniocentesis diagnóstica puede aumentar el riesgo de transmisión al feto, aunque el máximo riesgo se produce durante el parto
La posibilidad de que una mujer embarazada con infección crónica por virus C transmita la infección al bebé aumenta en dos momentos clave: la amniocentesis y el parto, según afirma la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
La probabilidad media global de transmisión está en torno al 4%, pero puede llegar al 8% si la madre tiene cargas virales elevadas en sangre, e incluso al 20% si además está coinfectada también por el virus VIH. En estos casos, además, «no se recomienda que tome tratamiento antiviral durante la misma, porque no hay todavía estudios con los nuevos fármacos en esta situación, que permitan garantizar la seguridad de la madre y el feto», dice el doctor Rafael Granados, miembro de la SEIMC.
Es, por tanto, vital extremar las precauciones para evitar el contagio de la infección por virus de hepatitis C, que sufre alrededor del 1% de mujeres embarazadas. Sin embargo, entre el 65% y el 70% de los infectados no sabe que tienen la enfermedad, eso hace que en muchos casos las embarazadas infectadas desconozcan los riesgos para su hijo. Según la SEIMC, uno de los momentos de riesgo de transmisión del virus al feto es durante la amniocentesis diagnóstica, una prueba para determinar si el feto presenta algún tipo de irregularidad cromosómica, en la que se extrae líquido amniótico mediante una punción con una aguja a través de la pared abdominal de la madre, atravesando la pared uterina y la bolsa amniótica para llegar al líquido amniótico.
«Puede minimizarse el contagio evitando la ruptura prolongada de membranas (bolsa), iniciando la finalización activa de la gestación y evitando procedimientos intraparto que aumenten la exposición del feto a sangre materna, como por ejemplo la monitorización fetal invasiva», advierte el doctor Granados. «También es importante, antes del parto, valorar la presencia de otras enfermedades de transmisión sexual concomitantes que pudieran incrementar el riesgo de contagio en el momento del parto».
Los estudios más recientes no han hallado evidencias sólidas que justifiquen la realización de cesárea en mujeres infectadas para evitar la transmisión, ni tampoco que la lactancia materna aumente el riesgo de transmisión perinatal del virus, aunque está demostrado que puede haber virus C en la leche de la madre.
Via elcorreo.com
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