Embarazo tardío: la vitrificación de los óvulos, una posible opción

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la esperanza de vida de las mujeres en España ha aumentado hasta los 85,7 años de media y desde 2002 hasta 2014, la edad de alumbrar por primera vez se ha retrasado de los 29,3 años hasta los 31,8, aproximadamente.

Teniendo en cuenta que la menopausia suele aparecer entre los 40 y 50 años y que cada año las mujeres retrasan más la decisión de ser madres, muchas veces por falta de recursos, inestabilidad sentimental y/o profesional o por la creencia de no estar preparadas para semejante empresa, los especialistas señalan que aquellas que quieren ser madres deben plantearse con tiempo esta decisión.

A estas circunstancias se le suma la posibilidad de que aparezca la menopausia precoz, periodo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Ginecólogos y Obstetras (FIGO) definen como la fase que puede aparecer antes de los 40-45 años y donde se produce el cese definitivo de la actividad folicular ovárica, lo que puede provocar la imposibilidad de un embarazo.

Lo nuevos tratamientos o técnicas de reproducción asistida son una buena opción para aquellas que opten por una maternidad tardía puedan llevarla a cabo.

Una de estas técnicas es la vitrificación de los óvulos, que, según explica la directora médica de Clínicas Eva, Isabel Santillán, “lo que sin duda marca la diferencia entre este y otros tratamientos es el mayor índice de probabilidad de librar al futuro hijo de enfermedades hereditarias, gracias a tratamientos complementarios, como el diagnóstico genético preimplantacional”. La alteración de los cromosomas de los óvulos se produce en un 50 por ciento de los casos una vez que se cumplen los 40 años y este porcentaje prosigue de forma peligrosa en aumento cuanto mayor es la edad de la gestante.

“Al vitrificar los óvulos se conserva la misma calidad y características hasta el momento que se decida ser madre, ofreciendo la tranquilidad de tener hijos saludables en el futuro”, afirma la experta.

El procedimiento de este tratamiento conlleva los siguientes pasos para poder realizarse con éxito:

Vitrificación de los óvulos

Consiste en congelar los óvulos de forma rápida e indefinida, hasta el momento el que la mujer se encuentre preparada para utilizarlos. Puede realizarse a partir de los 20 años y la edad límite dependerá de cada caso concreto, pero según asegura Santillán, “a los 35 es cuando comienza a disminuir la producción de óvulos”.

La experta recomienda la inclusión de un test de fertilidad en las revisiones ginecológicas para poder observar cómo se desarrolla la producción de óvulos. De esta manera, se evita el uso de óvulos donantes y por tanto la incompatibilidad de los genes del embrión con la madre.

Ventajas:

Por una parte, permite preservar la fertilidad de la mujer antes de que un tratamiento médico pueda afectar a sus óvulos, y por otra parte, facilita que una mujer joven pueda posponer su maternidad, sin renunciar a tener un hijo más adelante con su propio material genético.

Desventajas:

Frente al uso de óvulos que no han sido previamente congelados, la vitrificación de los mismos para su uso posterior sólo ofrece un 40 por ciento de éxito de embarazo, mientras que el empleo de óvulos frescos alcanza el 70 por ciento.

Fases del procedimiento:

Se obtienen los óvulos mediante la estimulación ovárica seguida de una punción o recuperación de los ovocitos.
    
Una vez obtenidos los óvulos, la congelación se realiza mediante vitrificación o solidificación celular a bajas temperaturas y en poco tiempo para que no se formen cristales de hielo que causen daños en su estructura. Se conservan en nitrógeno líquido a una temperatura de -196ºC.
    
Tras producirse la descongelación para su uso, se lleva a cabo la inseminación donde los embriones se transfieren dos o tres días más tarde sin necesidad de someter a la mujer a tratamientos hormonales.


Via dmedicina.com